lunes, 25 de diciembre de 2017

Del 7 al 8

Estamos en la recta final del año, cambiamos del 7 al 8.

Estaría bien hacer un balance, pero no, este año no habrá balance.

Mejor mirar hacia delante, sentir la nueva brisa que corre, dejar atrás los vientos pasados.
Ya no vale preguntarse porqués! Mas vale dejar de hablar y actuar.
A punto de acabar un ciclo, se va vislumbrando el nuevo, pero es mejor no hacer punto y seguido, es mejor seguir la pincelada e ir cambiando el color, 
de forma que se funda con el anterior, hasta que este primero deje de vibrar. 

Nuevo, color, nuevo, circulo, nuevas metas y objetivos. 
Aunque realmente , lo que de verdad apetece es dejarse llevar, fluir, volar al son de los nuevos vientos, sin pretensiones, sin consejos, sin nada...
tan solo una pequeña mochila con los pocos recursos de los ciclos anteriores.
Así vine, así me iré. I.Gea.

Contigo aprendí,
contigo desaprendí,
contigo viví,
contigo desviví.

Ya es hora de conmigo aprendi
conmigo desaprendí
conmigo viví
conmigo desviví.


No es un divorcio, no es una separación,
es solo una evolución.

Lo único que no puedo olvidar es quien fui, quien soy, quien sigo siendo y quien seré.

domingo, 18 de junio de 2017

Crees en la vida?



Me ha llegado este escrito que circula por la red, me ha encantado y es por lo que quería compartirlo con todos vosotros, mis querid@s Marquesin@s, y dice así: 

En el vientre de una mujer embarazada estaban dos criaturas conversando 
cuando una le preguntó a la otra:
—¿Crees en la vida después del nacimiento?

La respuesta fue inmediata:
—Claro que sí. Algo tiene que haber después del nacimiento. Tal vez estemos aquí principalmente porque precisamos prepararnos para lo que seremos más tarde.
—Bobadas, ¡no hay vida después del nacimiento! ¿Cómo sería esa
vida?

—Yo no lo sé exactamente, pero ciertamente habrá más luz que aquí. Tal vez caminemos con nuestros propios pies y comamos con la boca.
—¡Eso es un absurdo! Caminar es imposible. ¿Y comer con la boca? ¡Es totalmente ridículo! El cordón umbilical es lo que nos alimenta. Yo solamente digo una cosa: la vida después del nacimiento es una hipótesis definitivamente excluida: el cordón umbilical es muy corto.
—En verdad, creo que ciertamente habrá algo. Tal vez sea apenas un poco diferente de lo que estamos habituados a tener aquí.
—Pero nadie vino de allá, nadie volvió después del nacimiento. El parto apenas encierra la vida. Vida que, a final de cuentas, es nada más que una angustia prolongada en esta absoluta oscuridad.
—Bueno, yo no sé exactamente cómo será después del nacimiento, pero, con certeza, veremos a mamá y ella cuidará de nosotros.
—¿Mamá? ¿Tú crees en la mamá? ¿Y dónde supuestamente ella estaría?
—¿Dónde? ¡En todo alrededor nuestro! En ella y a través de ella vivimos. Sin ella todo eso no existiría.
—¡Yo no lo creo! Yo nunca vi ninguna mamá, lo que prueba que mamá no existe.
—Bueno, pero, a veces, cuando estamos en silencio, puedes oírla cantando, o sientes cómo ella acaricia nuestro mundo. ¿Sabes que? Pienso, entonces, que la vida real sólo nos espera y que, ahora, apenas estamos preparándonos para ella…